Barranco de los Cernicalos. Agua. Orlando Torres Sanchez-kLW–624×385@Canarias7

Un plan para salvar los barrancos que llevan agua

Un artículo de GAUMET FLORIDO

Naturaleza. Un estudio ambiental promueve acciones para conservar el hábitat de esos cauces, entre las que figura una especie de pacto por el agua

La Cumbre se seca, y con ella, los pocos barrancos por los que aún discurre agua. Apenas quedan manantiales, y los que hay, están, en su mayoría, sobreexplotados. Un estudio promovido por la Federación Ben Magec-Ecologistas en Acción y financiado a través de las Ayudas Leader que gestiona AIDER Gran Canaria con fondos del Feader, del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España, Gobierno de Canarias y Cabildo de Gran Canaria, ha investigado la clave para mantener con vida los delicados ecosistemas que sobreviven en los barrancos de Azuaje, Los Cernícalos y la cuenca de Tejeda-La Aldea, que dependen de que por sus cauces siga circulando el agua. Y entre las conclusiones a las que ha llegado figuran, por un lado, la necesidad de que la ciudadanía tome conciencia de lo amenazados que están y, por el otro, la conveniencia de impulsar un manifiesto por el agua que comprometa a todas las partes a garantizar la conservación y mantenimiento de esos hábitats de barrancos e implicarse en la planificación hidrológica.

Ese manifiesto, para el que ya existe una propuesta, vendría a ser una especie de pacto por el agua en Canarias que deberían firmar las administraciones, el sector agrario, las comunidades de regantes y heredades de agua, asociaciones, universidades y centros de investigación. Busca promover un compromiso común para que entre todos se desarrolle una estrategia que combine las demandas sociales que depara el agua con el cumplimiento de las directivas europeas que exigen «el buen estado ambiental de las masas de agua y de los ecosistemas asociados a ella».

Con ese objetivo, que los promotores del manifiesto creen imprescindible que empiece a aplicarse en 2022, plantean el impulso de políticas que garanticen la conservación y mantenimiento de esos hábitats, el establecimiento de estrategias de custodia del territorio y el manejo de esas masas de agua desde la perspectiva del ciclo integral del agua.