reloj_agua_0

La historia del reloj del agua

Un artículo de Yuri Rubio Mora

Tic Tac, Tic Tac… el reloj marca las horas, los minutos y segundos, es el tiempo que discurre, como discurre el agua. Existe la historia de un reloj singular que hoy corona una edificación de esas majestuosas de las que ya no se construyen. Este particular reloj no tiene una historia cualquiera pues posee una de esas historias vinculadas al agua. Aquí voy a relatar la crónica acontecida en torno al reloj del agua.

Todo comienza en la época de la conquista de las islas Canarias, en el sitio de Afurgac y Arehuc (Gran Canaria), donde habitaban los aborígenes, quienes según palabra de Antonio Sedeño “Tenían muchas acequias de agua y con grande admiración tienen una gran peña viva, agujereada por espacio de un cuarto de legua, que atraviesa un gran cerro por donde condujeron parte de buena cantidad de agua, por aprovechar con el riego buenas tierras, que llaman la Vega, y el principio nace de unos barrancos muy hondos y la subieron haciendo calcadas de donde llaman Tejeda”.

Tras la victoria hispana se produce un reparto de tierras y aguas mediante Real Cédula. A Tomás Rodríguez de Palenzuela le fueron asignados en los primeros repartos los nacientes de Las Madres donde brotaban aguas aptas para dar servicio de abasto y riego y fue él, quién ejecutó la primera acequia desde Las Madres hasta Alfurgac (Firgas) y luego hasta Arehuc (Arucas) tierra de bendición o prolifera para los cultivos. Los nacientes restantes fueron repartidos y esa primera acequia de tierra y piedra que más tarde se convertiría en acequia real sirvió de punto de conexión al resto de conducciones del entorno.

Leer más – iAgua