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Hay que eliminar las desigualdades en el acceso a agua y saneamiento

Hoy día, los noticieros se refieren con mucha frecuencia al agua; por ejemplo, a la escasez de agua dulce debido al aumento del nivel del mar, a las tensiones por el uso del agua y su utilización como arma de guerra, y a las inundaciones y sequías como resultado de fenómenos meteorológicos extremos. Incluso la palabra saneamientoha formado parte del léxico del desarrollo durante los últimos 10 años, por los esfuerzos concertados para informar a la gente sobre las repercusiones de la falta de saneamiento sobre la salud y el bienestar. Se sabe que las políticas proactivas en materia de agua son vitales para la paz y la seguridad, y que el saneamiento es esencial para la dignidad humana. El agua y el saneamiento son fundamentales para muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible acordados por las Naciones Unidas, como erradicar la pobreza y el hambre, y fomentar la educación, la salud y la igualdad de género. Así, por ejemplo, el retraso en el crecimiento, con sus graves consecuencias a largo plazo sobre el desarrollo mental y físico, se debe, en la mitad de todos los casos, a las malas condiciones de saneamiento.

A pesar de esto, al agua –para no hablar del saneamiento– se otorga muy poca prioridad a la hora de asignar los limitados recursos disponibles para el desarrollo.

El Objetivo de Desarrollo Sostenible 6, sobre agua y saneamiento, exige que todas las personas, en todos los países, tengan acceso a buenos servicios y que se atribuya la mayor importancia a las necesidades de las mujeres, las niñas, los niños y las personas vulnerables. El acceso universal a agua y saneamiento requerirá un esfuerzo mundial, ya que hay personas desfavorecidas en todas las sociedades y en todos los países, sean ricos o pobres.

En los países desarrollados, todavía hay gente que no siempre dispone de agua y retretes; por ejemplo, las personas que viven en las calles y las que buscan asilo, las comunidades nómadas, las personas detenidas y los prisioneros. En muchos países en desarrollo, quienes viven en condición de pobreza, los discapacitados, las personas que habitan en zonas rurales aisladas o en asentamientos informales carecen de retretes y de acceso seguro y asequible a agua potable.

Generalmente, se considera que el saneamiento y el agua son “asuntos de mujeres”, pues ellas son las encargadas del mantenimiento y uso de estos servicios en el hogar

En el contexto doméstico, generalmente se considera que el saneamiento y el agua son “asuntos de mujeres”, pues ellas son las encargadas del mantenimiento y uso de estos servicios en el hogar, y son las personas más afectadas cuando no existen o son inadecuados. Ante esta realidad, los donantes están haciendo el esfuerzo de abordar las necesidades de las mujeres mediante la creación de fondos cuya finalidad es propiciar la igualdad de género en el acceso a agua y saneamiento. Esto incluye procesos participativos para que las mujeres contribuyan a la toma de decisiones, y un mayor acceso a la enseñanza para las niñas y las mujeres jóvenes, para lo cual se precisan instalaciones de saneamiento mejoradas en las escuelas. La asequibilidad de los servicios también reviste enorme importancia para las mujeres, que normalmente cuentan con menos ingresos disponibles que los hombres.

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