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Tecnología para garantizar agua a un país de sequías recurrentes

La falta de lluvias está sumergiendo a España en un nuevo periodo de sequía. Para garantizar recursos hace falta planificación y gobernanza y usar las herramientas que ya tenemos a nuestro alcance: inversiones para el empleo de tecnología y digitalización, reutilización de aguas depuradas y una apuesta por las alianzas y la colaboración público-privada

El agua ha sido protagonista destacada de la actualidad de la semana o, mejor dicho, la falta de ella. La sequía se ha convertido en uno de los grandes temas del momento para la opinión pública, acaparando titulares y portadas en todos los medios generalistas.

Tras un mes de enero particularmente seco, el segundo más seco del siglo XXI, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha augurado una primavera cálida y con pocas precipitaciones. Son malos augurios en un contexto de déficit hidrológico que mantiene las reservas de agua embalsada al 44,3% de su capacidad un 13% menos que el año pasado por estas fechas.

Esta sequía se corresponde con los habituales ciclos de falta de lluvias de nuestro clima, pero está marcada en este caso por una circunstancia particular, como es el efecto de La Niña en el hemisferio norte.

Este fenómeno natural que propicia un enfriamiento anómalo del Pacífico oriental cercano a la costa sudamericana, podría estar detrás de la grave sequía que afecta a España, Portugal y Marruecos, en este lado, o a todo el oeste de Estados Unidos en la otra punta del Atlántico.

Tecnología y digitalización

Dotar de recursos hídricos a un país siempre escaso en ellos requiere gestión, previsión y gobernanza. Pero también el uso de las tecnologías del siglo XXI.

Un ejemplo de ello es el protecto EDAR 360 recién presentado por Viaqua junto a los los centros de investigación Instituto Tecnológico de Galicia (ITG) y Cetaqua Galicia.

Su objetivo es desarrollar soluciones tecnológicas digitales que garanticen una óptima gestión del saneamiento, optimizando los procesos de depuración de aguas residuales.

Una de las virtudes de la depuración moderna de las aguas residuales es que permite obtener recursos hídricos extra o no convencionales. Las aguas regeneradas pueden ser empleadas al 100% para otros usos, como el riego. España es el país de la UE más avanzado en este campo, pues usamos un 12% de aguas regeneradas para esos fines.

Además, las modernas depuradoras o biofactorías convierten los residuos sólidos en abono y son capaces de generar su propia energía, siendo un modelo de economía circular.

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