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Reflexionando sobre la buena gestión de empresas de aguas

iaguaUna cuestión importante, fundamental, a la hora de que las empresas salgan adelante, es el modo y forma en que gestionan. Qué cultura de gestión tienen y qué le permite y no le permite hacer esa cultura, es algo esencial que debe saber cualquier persona que quiera crecer profesionalmente en puestos de dirección, tanto en las empresas de aguas como en cualquier otra.

También debe saber que hay muchos mundos más allá de dilatar el pago a proveedores, que por otro lado, no es una herramienta de gestión, sino un ejercicio de irresponsabilidad corporativa.

La primera pregunta que debiéramos hacernos para reflexionar sobre la buena gestión sería desde qué punto de vista vamos a “juzgar” la calidad de esa gestión, ya que es totalmente dependiente de ese punto de vista, es decir, es subjetiva.

Hay múltiples consecuencias derivadas del hecho de gestionar, y normalmente es imposible detectarlas todas. Adicionalmente, la manera en la que se lleva a cabo una gestión, depende del carácter y personalidad del gestor. Tanto por una cosa como por la otra, no se puede hablar objetivamente.

Para poder introducir objetividad, es por tanto necesario fijar una serie de criterios, medibles, y unos valores deseables para ellos, de tal manera, que, mediante la comparación de lo deseado con lo medido, dé una idea de la bondad o no de lo que se mide. Y aunque decimos aquí que  mediante estos criterios introducimos objetividad, no deja de ser una verdad a medias, porque, ¿cómo fijar el límite entre lo que se dice que es bueno y lo que no?

Estos criterios habrán de determinarse de tal manera que sean fáciles de calcular, y de tal manera que obedezcan a los objetivos que se quieren conseguir. Y aquí entra de lleno lo fundamental en toda gestión, que es la necesidad de tener objetivos claros, meridianamente claros.

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