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Redes inteligentes para luchar contra la crisis del agua y recuperar los recursos

Gracias a los contadores inteligentes y a una infraestructura digital innovadora, es posible recoger todos los datos de medición y utilizarlos para estudiar las fugas en la propia red hídrica, evitando el desperdicio del recurso y protegiendo el medio ambiente y los ingresos. ¿Por qué actuar sobre las fugas de agua no sólo es útil, sino también necesario para que el servicio de agua sea más eficiente?

El escenario que España ha heredado de 2022 deja al descubierto las numerosas deficiencias del sector del agua y las dificultades a las que se enfrentan los operadores para evitar pérdidas y proteger los beneficios. De hecho, el año pasado fue uno de los veranos más calurosos jamás registrados en Europa Occidental, lo que se tradujo en el tercer año hidrológico más seco de la historia[1], al menos desde que los registros fiables permiten dibujar escenarios más precisos. Según cálculos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la reserva nacional de agua se encontra aún al 51% de su capacidad, señal de que es necesario aplicar cuanto antes medidas de contención para combatir la sequía y la emergencia climática que la propicia. La sequía también provocó una reducción de la producción hidroeléctrica, con la consiguiente subida de los precios de la electricidad y el aumento del uso de combustibles fósiles, cuyo abuso causa más daños al medio ambiente. La mayoría de las redes de agua presentan fenómenos de fugas, resultantes de pérdidas o roturas en las tuberías principales y de servicio en la red. No es de extrañar que uno de los retos más importantes para los gestores hídricos en la actualidad sea el agua no contabilizada. Para reducir este problema, es necesario empezar por comprender plenamente lo que ocurre realmente en su propia red de distribución.

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