El espectáculo de La Gordejuela

eldiaUn artículo de ISIDORO SÁNCHEZ

La historia industrial de Canarias está siendo contada desde 2009 por una excelente profesional y experta en Bellas Artes, Amara Florido, natural de Telde (Gran Canaria), por encargo del gobierno autónomo. En el relato destaca una instalación situada en la costa del valle de Taoro, en la isla de Tenerife, formando parte del municipio de Los Realejos. Se llama La Gordejuela en honor a su propietario inicial, don Juan de Gordejuela y Mesa, un hidalgo afincado en este singular territorio del norte de la isla.

Su proyecto fue diseñado a finales del siglo XIX por el ingeniero militar don José Galván Balaguer, padre del recordado ingeniero agrónomo y político tinerfeño José Miguel Galván Bello. La empresa promotora fue la Sociedad de Aguas de la Gordejuela, constituida en 1898 por la empresa Hamilton y Cia. con prevalencia de la familia británico-canaria Hamilton, quienes se dedicaron a la agricultura y a la exportación, así como al transporte marítimo contando con una compañía naviera y operando con buques carboneros. Se notaba que la revolución industrial había llegado a Inglaterra. Ello le permitió traer carbón inglés para la primera máquina de vapor que se instaló en Tenerife y elevar a partir de 1903 las aguas alumbradas en la costa, a nivel del mar Atlántico, hasta un depósito situado a una cota de 270 metros, en la cabecera de las fincas de plátanos que tenía la familia en el valle de La Orotava, y repartir las aguas mediante una red de canales entre las plataneras.

Los detalles del complejo industrial se repartieron en dos unidades: la primera, a una cota de 45 metros sobre el nivel del mar, cercana a los depósitos que recogían las aguas de los manantiales costeros, cerca del barranco de Palo Blanco, y estaba conformada por un gran edificio de cinco plantas, en las que se albergaba la maquinaria. La segunda unidad estaba situada a una cota superior, a unos 100 metros, y constituida por la casa de los medianeros y por una nave donde se colocó la máquina de vapor con una chimenea de 50 metros de altura, que servía para elevar el agua hasta el gran depósito ubicado a los 270 metros de altitud, en la parte alta de las fincas. Tal como señalamos en nuestro libro La Orotava Energética los datos los sacamos de un estudio que firmó José Carlos Reyes, ingeniero de edificación, junto con sus colegas Javier García Marrero y María de la Luz García González, dirigido por el profesor M.A. Fernández Matrán en el curso 2012-2013.

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