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Grafeno: Una posible solución para la futura disponibilidad de agua de riego

descargaEl agua fresca es un bien escaso a nivel mundial. Ésta representa apenas el 2,5% del agua que hay en la tierra y de ella, apenas el 1,2% es superficial (ríos, lagunas, hielos); el resto está acumulada principalmente en glaciares de difícil acceso y en acuíferos. En este contexto, Chile presenta un escenario hídrico preocupante, con acuíferos sobreexplotados, precipitaciones cada vez más escasas y embalses con niveles históricos mínimos.

A ello se suma la presión de los diversos sectores productivos por utilizar los recursos hídricos. En las aguas superficiales, el sector silvoagropecuario usa el 73%, el minero emplea el 12%, el minero utiliza el 9% y el consumo de agua potable se lleva el 6%. Su demanda, además, irá en aumento. Si el año 2000 el mundo consumía 3.500 km3 de agua, para el 2050 se calcula que éste aumentará a unos 5.500 km3, y todo esto sucederá en un escenario estructural de cambio climático que conlleva menos lluvias y temperaturas más altas.

Así las cosas, hace varios años en el mundo se comenzó a mirar al mar –donde está el 96,5% del agua mundial- para abastecerse. Hay más de 16.000 plantas desaladoras en todo el orbe, que tratan unos 67 millones de metros cúbicos al día en 150 países. Su crecimiento ha sido muy acelerado, puesto que en una fecha tan reciente como el año 2002, se trataban sólo 15 millones de m3, a través de sistemas de osmosis directa e inversa. En Chile se ha utilizado la desalación principalmente en las regiones del norte del país –especialmente en Antofagasta-, con al menos una decena de plantas para uso doméstico e industrial. La utilidad para la agricultura, sin embargo, todavía es incierta debido al elevado valor que el agua desalada presenta en la actualidad.

Fuente: Redagricola.com