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La vida sin agua en California

imagesA primera vista, cuando se pasea por las calles más famosas de Los Angeles, nada parece indicar que el estado de California sufre por cuarto año consecutivo la peor sequía de su historia.

Los enormes jardines de Beverly Hills se ven tan verdes como en las películas y las piscinas y fuentes de agua de los hoteles se encuentran en perfecto estado para recibir a los millones de turistas que cada año llegan a la costa oeste norteamericana para disfrutar del llamado “estado dorado”.

Pero si se mira con mayor atención, empiezan a aparecer las advertencias: los restaurantes sólo tienen permitido ofrecer agua si solicita de manera expresa y los hoteles colocan carteles explicativos para concientizar sobre el uso del agua y las toallas a los turistas. No se observa a nadie derrochando una gota de agua en la vía pública.

Las noticias de la sequía inundan los titulares de los diarios locales, que auguran que todos se verán afectados: empresarios, agrónomas, animales y residentes.

Más allá de los barrios turísticos tipo Hollywood, en las zonas residenciales se palpitan los cambios por la sequía. Es que ahí viven los californianos comunes y corrientes.  Así, sus jardines delanteros ya comienzan a mostrar colores más amarillentos.

Tener un césped arreglado es cosa del pasado y los regadores automáticos están de adorno: regar el pasto es considerado un pecado.

Pero como en toda crisis, hay quienes ven una oportunidad: los vendedores de pasto sintético y sprays para que el césped luzca más verde, están teniendo cifras azules por estos días.

Los autos tampoco brillan, ya que está prohibido lavar cualquier vehículo motorizado con una manguera. Tampoco se pueden mojar veredas y calzadas.

Al salir de la ciudad de Los Angeles, mientras se maneja por la famosa Highway One, se divisan paisajes más secos que de costumbre y distintos carteles que buscan alertar a los extranjeros. “Sequía severa. Ayude a ahorrar agua”, se lee en varias señales.

Escenas como estas se repiten en distintas ciudades del estado, que está tomando medidas extraordinarias porque el ahorro de agua pasó de ser una sugerencia a una obligatoriedad.

El consumo ya disminuyó 13,5% en California en abril, en comparación con el mismo mes de 2013, cuando el estado norteamericano puso en práctica un programa de economía obligatoria.

La reducción, sin embargo, es inferior al 25% exigido por el gobernador del estado, Jerry Brown, que tiene a las diferentes comunidades ingeniándoselas para obtener soluciones.

Son las propias agencias locales de agua las encargadas de poner las reglas para cumplir el 25% de ahorro a nivel estatal.

Desde multas (de un rango entre US$ 500 a US$ 10.000), a advertencias e incluso incentivos, cada comunidad tiene un mandato de reducción de agua de entre un 8% y un 36%, dependiendo de la cantidad de uso de agua que haya utilizado en el pasado.

Una medida que no tiene contento a todo el mundo. No sólo se han generado tensiones interegionales, sino que también hay acusaciones cruzadas entre residentes y autoridades.

Entre las medidas más polémicas destacan las del condado de Los Angeles, que calculará una meta mensual individual para cada residencia, deduciéndolo del porcentaje promedio de uso en 2013. Quienes utilicen más agua del promedio, podrán ver elevadas sus cuentas al doble y en algunos casos, hasta el triple.

Dentro de este condado hay áreas como  Malibu-Topanga que deben recortar 36% de su uso de agua y también Antelope Valley, que tiene un 32%, una de las metas más altas del estado.

Según consignó el residente de la zona de Little Rock, Andrew Chadd al diario Los Angeles Times, su familia de siete personas tendría que cortar en un 70% el uso de agua o su cuenta, se triplicaría.

Incentivos

“Estamos tratando de averiguar cómo podemos hacer esto y quién le va a decir a los niños que sólo pueden usar el baño los lunes y viernes”, aseguró.

“Pueden o bien restringir su uso mediante la adopción de medidas de conservación de agua o continuar consumiendo en los mismos niveles y pagar más por ello. Muchos clientes ya han adoptado medidas de conservación y otros están cerca”, aseguró a La Tercera Kerjon Lee, Director de Comunicaciones Externas del departamento de Obras Públicas del condado de Los Angeles.

Lee cuenta que  los ciudadanos han tenido reacciones “enfrentadas” frente a la normativa, pero que ésta “premia a los clientes que ya han adoptado medidas de conservación de agua y le da a otros usuarios un incentivo para conservar el agua”, explica.

La medida busca acabar con el uso excesivo de agua en algunas residencias de los sectores más ostentosos de la ciudad y establecer que el agua, por su escasez, es un bien de lujo.

“Aunque los resultados van en buena dirección, todavía hay un gasto grande de agua en jardines de lujo, donde debe reducirse el riego para alcanzar el objetivo del 25% de economía de agua en todo el estado”, comentó Felicia Marcus a France Presse, la presidenta del consejo, enviando un mensaje claro: las estrellas también deben ahorrar.

Fuente:http://www.latercera.com