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España prevé trasponer la directiva de calidad de aguas de consumo antes de 2022

España fomentará el consumo de agua de grifo informando sobre su calidad para reducir los residuos plásticos como parte del cumplimiento de la nueva directiva de calidad de las aguas para uso humano que incorpora un enfoque preventivo para reforzar las garantías de salud a los consumidores

Los Ministerios de Sanidad y Transición Ecológica ya están trabajando en la transposición de la Directiva Europea relativa a la calidad de las aguas destinadas al consumo humano, que establece nuevos requisitos mínimos que debe cumplir el agua de consumo humano, en relación a su salubridad y limpieza.

El nuevo texto, que hay que incorporar a la legislación nacional antes de que acabe 2022, introduce un enfoque basado en el riesgo, actualiza los parámetros analíticos y sus valores de acuerdo a los actuales avances técnicos y científicos, y contempla la observación de peligros emergentes, como los disruptores endocrinos o los microplásticos.

Según destacó la directora general de Salud Pública, Pilar Aparicio, durante su intervención en la “Jornada sobre la Transposición de la Nueva Directiva sobre Agua de Consumo Humano”, después de 20 años Bruselas ha optado por revisar y reenfocar la normativa que regula la calidad del agua potable para incorporar un nuevo enfoque basado en la gestión de riesgos potenciales e introducir el control de nuevos contaminantes emergentes, como los alteradores endocrinos, los microplásticos y sustancias como el plomo, en aras a reforzar las garantías de salubridad del agua a los ciudadanos.

Además, se trata de una Directiva ambiciosa, afirmó Aparicio, que incorpora el objetivo de reducir los residuos plásticos fomentando el consumo de agua del grifo en los hogares, y el suministro de agua de grifo en bares y restaurantes de forma gratuita o con una tasa mínima mínima por el servicio. En este sentido, la transparencia y la información que reciben los ciudadanos acerca de la calidad del agua que consumen será una herramienta fundamental.

La directiva amplía su ámbito de actuación y establece criterios técnicos y sanitarios del agua de consumo en todas las instalaciones implicadas desde la captación hasta el grifo de cada usuario y el control de las mismas, afectando incluso a los materiales de las estructuras de distribución que están en contacto con el agua.

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