España pierde el 25% del agua que consume por la falta de inversión en infraestructuras

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El cambio climático está dejando una España con una persistente sequía pero también con precipitaciones estacionales, algunas torrenciales, que provocan que en una tarde caiga la mitad del agua de un otoño, como ha ocurrido recientemente en Mallorca. Agua que provoca riadas e inundaciones y que termina vertida al mar porque no hay infraestructuras para su recogida. Sin embargo, los políticos no terminan de ponerse de acuerdo para alcanzar un pacto nacional del agua que mejore la gestión de este bien escaso y que dé un impulso a la inversión en infraestructuras, no solo para recoger el agua que cae del cielo sino para evitar las elevadas pérdidas en la red. Ante este escenario, El Confidencial ha organizado una mesa redonda con representantes de PSOE, PP, Podemos y Ciudadanos para conocer sus propuestas, que siguen enfrentadas.

De un lado, PSOE, Podemos y los nacionalistas han consensuado un documento que plantea redimensionar los trasvases ante la expectativa de menor caudal por el cambio climático; de otro, PP y Ciudadanos, han presentado sendos votos particulares al texto, que no es vinculante pero servirá de base para la nueva ley de cambio climático que prepara el Gobierno.

Reserva hidráulica a 23 de octubre de 2018. (Ministerio para la Transición Ecológica)
Reserva hidráulica a 23 de octubre de 2018. (Ministerio para la Transición Ecológica)

“Apostamos por un sistema equilibrado que respete, de un lado, la normativa europea y, de otro, que reconozca el contexto nacional, atendiendo a las cuencas con modelos alternativos que permitan la resiliencia de las regiones que tienen trasvases”, defiende el diputado socialista Ricardo García Mira, quien no está de acuerdo con la privatización total y apela a un mayor control público en la gestión y la participación de los ciudadanos en la misma. “El agua debe considerarse como un derecho social, constituyendo un mínimo vital, manteniendo e invirtiendo en infraestructuras rentables”. En este sentido, “hay que encontrar un equilibrio entre la dimensión social y las necesidades económicas para mantener las infraestructuras que dan servicio a las distintas cuencas y a los ámbitos residenciales, y que sean capaces de devolver esa agua al sistema”.

 

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